Buena chica siempre debes ser
El secreto familiar fue manejado por los padres de tal manera que ambas hijas tuvieron una herida particular. Como pasa en las familias que manejan de forma inadecuada sus secretos, los miembros de las siguientes generaciones pueden sufrir consecuencias dolorosas, cuyas heridas necesitan sanar para dar comienzo a una vida adulta.
Secretos familiares
Elsa fue prisionera de su propio poder, que no aprendió a usar. Sin acompañamiento, sólo aprendió a temer a si misma y de su capacidad destructiva. Creció incapaz de crear vínculos duraderos y estables. El único «tratamiento» que recibió fue un guante… en muchas webs que han analizado este polémico personaje interpretan este guante como símbolo de los psicofármacos: que eliminan puntualmente algunos síntomas, pero no solucionan el problema de fondo.
Ana, por su lado, creció engañada y al crecer fue la víctima fácil de un aprovechador profesional que sólo tuvo que cantarle un poco para convertirse en su «acto de amor verdadero». Viviendo en la mentira, ni siquiera pudo reconocerla cuando la tuvo delante.
Ambas hermanas constituyen una diada de la proyección de sus padres: Elsa representa el lado oscuro, maligno y avergonzante de la familia mientras Ana representa la ingenuidad y pureza.
Cuando una familia hace de los secretos familiares su patrón de relación, las consecuencias transgeneracionales son visibles y el funcionamiento de sus miembros se parece al de Elsa: evitan contacto profundo, se aíslan de quienes aprendió a desconfiar, viven con la frustración de haber cumplido con la orden implícita de guardar en secreto un hecho del que no son responsables.
Para el resto de los miembros de la familia «el secreto» forma parte tácita de la vida familiar. Terminan haciéndose cómplices silenciosos, beneficiados indirectamente por no cuestionar un equilibrio injusto. Elsa, la que no podía salir, no cuestionaba la orden aunque ansiara como nadie el contacto físico con su hermana. Ana, la solitaria, tampoco tumbo la puerta, ni pegó gritos para que sacaran a su hermana. Tras la muerte de sus padres mantuvieron el frágil equilibrio.
Mantener un secreto familiar, tiene una ganancia para la familia. El sufrimiento de sus miembros es el precio a pagar por mantenerse «unidos».

Tuvo que pasar una generación para resolver el entuerto, enfrentando el miedo. Sólo un acto de amor pudo devolverle a Elsa la confianza en si misma y en su capacidad de vincularse sanamente. No un acto de amor romántico sino un acto de amor solidario y fraternos entre los miembros de su familia de origen. Cuando pudo sanarse esa herida ambas lograron superar el escollo. Elsa logra el vínculo profundo con la única familia que tiene, su hermana y Ana pudo ver la verdad y distinguirla de la mentira.
Y nosotros, como padres, ¿qué hacemos con los «secretos familiares»?, ¿qué pasa cuando el hijo tiene condiciones especiales ?, ¿cómo manejamos hechos avergonzantes o culpablizantes?
De nuestra manera de manejarlo depende en gran medida la forma de vincularse nuestros hijos consigo mismo, con su verdad y la que los rodea.
¿Necesitamos ayuda para abordar temas tabú en nuestra familia?
Secretos familiares comunes
- Homosexualidad de alguno de sus miembros
- Adopción
- Suicidio
- Hijos fuera del matrimonio
- Condiciones especiales (enfermedad mental, retardo mental, discapacidad)
- Abuso sexual
- Sucesiones y problemas relacionados con herencia, objetos y dinero
- Procesos de desplazamiento y exilio
- Abusos de poder
- Hechos avergonzantes perpetrados por algún miembro de la familia (crimenes, incesto, robos…)
Como padres podemos vernos confrontados a revelar un secreto familiar que hemos mantenido guardado hasta ahora. También podría ocurrir que ante situaciones críticas recurramos al secreto, presionando a nuestros hijos a guardar información como medio de calmar la angustia que nos produce un hecho que no sabemos abordar de forma directa.
Los secretos ocasionan angustia cuando pueden ser descubierto y consecuencias en las generaciones siguientes. En este sentido es recomendable hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Vienes de una familia en la que el secreto familiar es la forma de garantizar la supervivencia de la misma?
- ¿Sientes que abordar «el tema» directamente con tu pareja es muy angustiante?
- ¿Has recurrido a tus hijos como cómplices (directa o indirectamente) para guardar un secreto familiar?
- ¿Recurres a la mentira para dar explicaciones sobre temas que en tu familia tácitamente no se hablan?
En estos casos es posible que necesites ayuda profesional para abordar temas que en la familia necesitan ser elaborados. Es importante liberarte de la carga de un secreto familiar y reconsiderar las lealtades que te obligan a construir la relación sobre falsos cimientos.
Hablaremos de ello en el taller “De patito feo a cisne”, que comienza el 15 de febrero